Cuando hay sufrimiento es porque el amor es algo desconocido, es decir, no lo conocemos, pero es como decir que no nos conocemos a nosotros mismos, pero cuando tratamos de descubrir lo desconocido y lo llegamos a conocer, entonces, llega un momento en que plenamente nos conocemos a nosotros mismos y ya no tememos a nada porque todo lo que experimentamos, sea lo que sea, es conocido pues ya lo hemos vivido y al no tener miedo somos felices y no tenemos miedo porque nos conocemos a nosotros mismos y vemos que el miedo es algo que no tiene que ver con nosotros, que es una ilusión, cosa que si no nos conociéramos no podríamos saber porque podríamos pensar que la ilusión del miedo forma parte de nosotros y entonces experimentaríamos la ilusión del miedo. Cuando deseamos, sufrimos. Cuando nos apegamos lo que hacemos es desear un objeto y proyectamos nuestro deseo sobre esa cosa, entonces vemos que tenemos esa cosa y en principio nos quedamos satisfechos, pero al instante volvemos a necesitar esa cosa y vemos que la tenemos, con lo que volvemos a sentirnos satisfechos y este proceso continuo y repetido es un círculo cerrado de mí a la cosa como deseo y de la cosa a mí como satisfacción de lo cuál se derivan todas las enfermedades psíquicas. Si no tuviéramos deseo seríamos felices y jamás tendríamos enfermedades mentales y por tanto tampoco físicas pues éstas se derivan de las anteriores. ¿ Y qué ocurre cuando el objeto de deseo desaparece ? Que seguimos deseándolo pero ya no está, con lo que yo lo deseo pero el objeto no puede devolverme la satisfacción que le reclamo como premio por tenerlo, entonces se rompe el círculo y experimento la pérdida, y entonces con la pérdida surge la tristeza pero no debemos caer en la depresión por ello, no debemos regocijarnos en nuestro sufrimiento, podemos estar tristes y debemos llorar, pero la tristeza y el llanto surgida de la misma es un proceso natural y espontáneo y que nos hace crecer interiormente, en cambio el sufrimiento nace de la represión de la tristeza, de no querer darle salida, y esto genera una emoción negativa que desemboca en depresión. Los sentimientos no deben reprimirse porque sino dan lugar a las emociones basadas en el miedo a ser uno mismo. El apego es necesario para poderse desapegar pues si no experimentáramos nunca apego, jamás podríamos desapegarnos. El apego, la aparente satisfacción del deseo, llena nuestro vacío, pero cuando el objeto de deseo no está, tenemos que vaciarnos de aquello que ocupábamos con la energía del objeto y a base de llenarnos y vaciarnos nos vamos llenamos de amor porque aprendemos a convivir con el vacío que es a lo que tememos ya que todo nuestro miedo se deriva de huir de nosotros mismos, del vacío que somos, así a base de vaciarnos después de habernos llenado, aprendemos a convivir con el vacío, con nosotros mismos, así nos desapegamos gracias a la acción mutable de la dinámica experiencia progresiva de llenarse y vaciarse. Debemos ser nosotros mismos para manifestar lo que somos porque cuando proyectamos nuestra realidad sobre un objeto, estamos haciendo real ese objeto, esa idea, esa cosa, y nos identificamos con dicho objeto pensando que es real y nos creemos que existe y esto es una falsa idea que nos creemos, es por ello que muchas veces manifestamos lo que no somos, pero al descubrir nuestra realidad, ya no la proyectamos sobre algo externo identificándonos con ello porque sabemos que la realidad reside en nosotros, no en nada externo, y así manifestamos lo que somos, no lo que no somos.

No hay comentarios: